¿QUÉ IMPORTA LA VIDA?
USAIM
(Cachorro de león)
—¡No
sé nadar! Tampoco andar, ni hablar. Sólo soy un bebé, un pequeño cuerpo
adherido al pecho de mi madre; en simbiosis. Ella me alimenta la vida con un
amor que me adormece en una paz inexistente. Yo le infundo coraje suficiente para
que no se le escape la esperanza.
NAHLA
(Gota de agua)
—Me
juego la vida; mi joven, frágil y castigada vida. La que me tocó. ¡Por Alá! Él
me la dio para ser instrumento de su mandato según dicen los hombres de mi
pequeño pueblo, Bayn Alsahari (Entre
desiertos). Los mismos que me enseñaron qué Alá es bueno, bondadoso,
misericordioso… ¡Alá es grande! Ellos mismos me deshonraron, por Alá.
Y mi
buen padre, hacedor de una familia humilde, honesta y luchadora. Se propuso que
escapara de allí, ¡tierra inhóspita y cruel! Por su nieto. Su primer nieto.
NASIR
(Protector)
—Usaim,
mi primer nieto. ¿Qué va a ser de él, sin un padre que le guie por la vida, si
se queda en este desierto seco de futuro? No. Tiene que huir, cruzar el mar. Doy mi
vida por la suya.
Cuento
con Alim Fedi, mi hermano. Se lo llevaron los misioneros a Tetuán cuando
todavía era un niño.
ALIM
FEDI
—Mi
débil cuerpo era una carga para mi familia. Los misioneros se ofrecieron a
alimentarme y darme una educación. Estudié en el Colegio Español de Tetuán.
Después me mandaron al seminario de Valencia con la intención de que besara la
fe católica.
No
echaba nada de menos mi tierra pero fue muy duro crecer sin familia. Tejí una
fina cuerda que me unía a ella a través de la oración y de mis cartas que nunca
obtuvieron una respuesta, hasta hoy. Necesitaba ese pequeño enlace para
sentirme yo, Alim Fedi, no Fede como me llama todo el mundo aquí.
NASIR
'Akhi alhabib (Querido hermano):
Necesito tu ayuda después de tantos años
sin hablarte. He leído todas tus cartas y las guardo como preciado tesoro. Tú
sabes bien lo difícil que me resulta escribir. Esta carta la está escribiendo
mi hija Nahla.
Te necesito; ella y su hijo Usim tienen
que salir de Bayn Alsahari, marcharse lejos. Su vida aquí será crueldad y
sufrimiento. Nahla todavía es una niña. Buena niña, mi niña. Ayúdame.
¡Alá es grande!
Nasir
NAHLA
—Por
mi pequeño; sin más padre que Alá. Cruzar el mar. Ese mar repleto de gotas de
agua; incontables, infinitas. Todas juntas forman un desierto oscuro, profundo,
inseguro y peligroso… pero es la única esperanza de vida que nos queda.
¿Qué
va a ser de ‘Umi (mamá) sin mí?
Siento su llanto silencioso hundido en su mirada. Su dolor se derrama en sus
entrañas. Camufla su tristeza con falsa alegría y me obliga, como ella dice, “Es
una aventura, hija”. Sabe que me pierde para siempre. Mi querida ‘Umi.
USAIM
—Me
siento seguro en el regazo de ‘Umi. Aunque todo su cuerpo tiemble, esté rígido
como una piedra y un persistente escalofrío le encoja el alma.
Llueve,
truena. Olas gigantes protestan ante una gran tempestad. Sacuden con fuerza la
insignificante patera; se hunde. Somos agua. Somos mar. Su abrazo nos mantiene
a flote. Nos rescatan.
ALIM
FEDI
'Akhi alhabib (Querido hermano):
Nahla y Usaim están a salvo, están
conmigo.
¡Alá es grande!
Alim Fedi